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Análisis: Beat Cop para Nintendo Switch

Beat Cop nos permite ser un policía en los ochenta que tiene que limpiar su nombre. Gráficos pixelados y algo de humor se conjugan en una aventura que tiene demasiados detalles que pulir y bastante que mejorar pero con encanto.

Uno de los muchos sueños de los niños es el de ser policía cuando sean mayores. Hacer cumplir la ley, perseguir criminales y asegurar que todo el mundo está seguro es lo más próximo a sentirse un superhéroe en la vida real. Pero en realidad acaban dedicándose a atender llamadas de socorro por delitos menores y patrullar la ciudad mientras ponen multas en la amplia mayoría de los casos.

Las películas policiacas han endulzado mucho la visión de los policías rasos que vemos por la calle. Esta es la inspiración que ha tomado Beat Cop para plasmar la rutina de un policía, mezclada con drama y humor para crear una historia que nos justifique seguir día a día. Encarnamos a un policía que, como la película que Homer Simpson se inventó cuando los Movimientarios le ponían un vídeo para lavarle el cerebro, los de Asuntos Internos le tendieron una trampa. Le acusan de un asesinato y un robo de unas joyas que él no cometió, y sólo tiene 21 días para limpiar su nombre mientras paga la pensión alimenticia a su mujer a base de patrullar en una calle conflictiva con la mafia y banda criminal de por medio. Y todos van a querer la influencia de un policía.

Desde el primer día nos muestran que nuestra labor principal es la de recaudar dinero para las arcas públicas mediante multas. Nos van a pedir casi cada día una cantidad de multas para quedar bien. Un parkímetro expirado, aparcar delante de una boca de incendios o en un vado, ir con las ruedas dañadas o con un faro roto es motivo de multa y llamar a la grúa. Una mecánica interesante pero que será automática solamente en el caso de las multas por aparcamiento porque revisar faros y ruedas es extremadamente lento y sólo lo haremos para cumplir cuota.  Algunos viandantes nos pedirán por favor que no les pongamos la multa e intentarán sobornarnos y aquí empieza una mecánica que es interesante pero es difícil notar las diferencias y que incentive al jugador. Si perdonamos multas a la gente le caeremos bien, pero si ponemos muchas a nuestros compañeros policías les caeremos mejor. También tendremos que hacer favores a nuestros superiores haciéndole la pelota a la madre del alcalde.

También nos pedirán favores los mafiosos y miembros de la banda, que seamos mensajeros o les hagamos el trabajo sucio porque nadie desconfía de un policía y les gustaremos más o menos dependiendo de lo que hagamos. La idea de varias  facciones dentro de un escenario tan reducido siendo policía es interesante pero tarda mucho tiempo en mostrar sus repercusiones. Obtendremos dinero para cuando nos pidan la pensión alimenticia o comprar drogas para mejorar nuestra energía y poder correr más tiempo. Mucha microgestión del dinero que al final acaba sobrando a no ser que queramos conseguir un final anticlimático en el que nos escapamos a Mexico.

A veces tendremos que decidir si ayudamos a los mafiosos de la pizzería o a la banda que roba televisores y los vende en la casa de empeños. Como mucho, si somos muy extremos en la parte final del juego o la banda o la mafia nos darán una paliza que nos dejará incapacitado media hora pero nada más. En una partida no vamos a ver qué pasa si a los policías les caemos mal y lo lógico es hacer nuestro trabajo a no ser que nos vaya mucho el juego de rol de ser un corrupto máximo.

Todo ello mientras gestionamos el tiempo, de nueve de la mañana a seis de la tarde. Habrá eventos y objetivos que podemos perdernos como pasaba en Dead Rising of The Last Express que hacen que la calle esté viva. Todos los negocios de Beat Cop tienen personajes que nos llamarán por extorsiones de la mafia o robos, o nos pedirán favores que endulzan el día a día. Algunos de esos serán vitales para conseguir el final bueno del juego.

Es una buena forma de contar la historia e hilarla con lo estresante que es ser un policía al servicio de bandas y superiores que pueden hacerle la vida imposible. Pero está muy desaprovechada porque casi nadie querrá ir a ayudar a mafiosos o a pandilleros que trafican con drogas cuando de entrada nos dicen que somos un policía. Al menos en la primera partida y si se hace sería por probar lo que el juego ofrece. Vamos, que no incentiva a ir fuera de la ley más que sentir que somos policías corruptos.

Y hablamos mucho de las decisiones y manejo del tiempo y energía del personaje porque no hay mucho más que decir. No tiene mecánicas complicadas más allá de visitar locales o ciertos pisos cuando nos lo piden para una misión. Aquí yace una interesante mecánica que es la de que no hay mapa y si nos dicen de ir al sex shop rápido tendremos que saber bien por dónde queda. También el memorizar números y pisos de las calles para buscar a alguien, aunque muchas veces nos lo especifican en el bloc de notas del juego. Algún que otra vez habrá un tiroteo en el que podamos morir pero es tan sencillo que vale con pulsar el botón cuando el cursor pase por nuestro objetivo. Mecánicamente; Beat Cop no es un juego exacesivamente interesante y todo el atractivo va por el metajuego de interpretar a un policía y poco más. La historia no es excesivamente interesante y es fácil perder el hilo.

Y la presentación de Beat Cop no es es especialmente favorecedora. La calle que patrullamos está bien construida y tiene cierto toque de realismo la de tener numerosas tiendas. Aunque luego nos encontramos con los diseños de personajes que parecen hechos a granel y sin personalidad. Ningún personaje tiene rasgos identificativos más que nuestro protagonista, se reutilizan mucho lo mismos sprites de las bandas, transeúntes… Incluso llega un momento en el que se repite el de un personaje que muere en el primer día del juego. Claro que el estilo gráfico de personajes con tan pocos píxeles no permite mucho, pero algo más de variedad o hacer personajes más grandes y con ellos darles más posibilidades estaría de agradecer.

Beat Cop es un juego interesante, y con buenas ideas y concepto. Funciona más como buena curiosidad y juego que jugar cuando no hay nada más que jugar. Es difícil recomendarlo a no ser que a alguien le interese mucho la idea. No entra por los ojos, y tampoco se queda mucho por cómo se juega o por su historia. No es pesado y cumple con lo básico y poco más. No es que no nos haya gustado, es que salvo unas situaciones a lo largo de los 21 días de juego, no era muy interesante ni gratificante de jugar fuera de la historia y sensación de ser policía. Tendrá su público al que le encante pero es uno reducido y al que le costará encontrarlo.

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Benjamín Rosa

Madrileño cuya andadura editorial empezó en 2009. Me encanta investigar curiosidades que después os traigo a vosotros, lectores, en artículos. Estudié fotografía, habilidad que utilizo para crear fotomontajes humorísticos.

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