¿Te imaginas pedir una pizza caliente y que el reparto te lo haga un dron? ¿O un kebab y un poke? La idea del reparto por drones, preferiblemente automatizados, se presentaba como el último escalón para que las mensajerías puedan prescindir de sus repartidores para siempre, o al menos de la mayoría de ellos. Lo mismo se puede decir de los repartidores de comida a domicilio, dado que para muchos restaurantes, no se pueden permitir un repartidor, o no tienen suficientes.
Los clientes que pidan una pizza a Pagliacci Pizza, con sede en Seattle, pronto podrían recibir a un dron en lugar de un repartidor humano. La cadena regional de pizzerías ha firmado un acuerdo con Zipline, una empresa de drones de reparto que tiene especial importancia en el reparto de medicinas vía dron en zonas rurales de África y de Asia.
De llevar medicamentos a al repartor de pizza caliente por dron
A partir de 2024, los drones “Platform 2” de Zipline enviarán pizzas y otros alimentos a los clientes en cuestión de minutos. Una caja personalizada de 13 pulgadas con la marca Pagliacci permitirá a los empleados del restaurante empaquetar los pedidos en el droide de carga útil del dron. A medida que el dron se dirija a la ubicación del cliente, ofrecerá un tiempo estimado de llegada en tiempo real que permitirá al cliente saber cuándo puede esperar la llegada de su pedido. Al llegar a su destino, el dron planeará a unos 90 metros mientras el droide de carga desciende por un cable y deposita cuidadosamente el pedido del cliente en el suelo.
Los drones Platform 2 de Zipline prometen realizar entregas hasta siete veces más rápido que los vehículos. Esperan recorrer 16 kilómetros en solamente 10 minutos. Tienen una autonomía máxima de 24 millas en un solo sentido y pueden transportar cargas de hasta siete kilos. Esto es más que suficiente para varias pizzas, servilletas y hasta alguna bebida. En cuestión de huella de carbono, solamente emiten el 3% del carbono que producen los vehículos de reparto.
Zipline debe de obtener la aprobación de la Administración Federal de Aviación. Esto es porque Seattle es una ciudad con mucho tráfico aéreo y edificios altos, por lo que la FAA puede designar zonas de exclusión aérea o restricciones horarias por motivos de seguridad y logística. Su exigencia es tal que el permiso se daría con rango de metros, con lo que es posible que una casa reciba pizza por drones, pero su vecino no.
