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Felix the Reaper – Review

Se presenta ante nosotros Felix The Reaper, un juego de puzzles mortal y muy bailongo. Nos hace pensar y tiene muchos añadidos que lo hacen más «cuqui».

¿Quieres un pequeño reto de puzzles tácticos que te haga sonreír un poco con la muerte? Ese tema tan tabú del que se dice que uno debe ser todo serio… Felix the Reaper se nos presenta como eso.

Este va a ser un análisis un poco sencillo, porque es que el juego lo es. Una premisa sencilla adornada con muchos elementos «cuquis» a falta de un término mejor. Encarnamos a Felix, un funcionario del Ministerio de la Muerte que se encarga de que ciertas personas sufran desgracias mortales. El trabajo de Felix es mover objetos y personas en momentos indicados para que una serie de catastróficas desdichas haga que el objetivo que nos han puesto muera.

Felix the Reaper
Felix the Reaper

A eso se le añade que Félix está enamorado de una trabajadora del Ministerio de la Vida, y le encanta bailar. Con esto quieren darle al juego algo más de encanto a algo que de entrada es muy sencillo, como si fuera esa salsa que Tim Burton le echa a todas esas películas que hace y que hace de ello una marca personal. Volviendo al juego. ¿lo de que baile y la historia significa algo a nivel mecánico? Para nada. Podían haber puesto una parka estándar pero el cambio estético hace que sea algo más memorable el juego. Incluso los pasos de baile que se marca Félix cuando se mueve por el mapa que parecen que alguien quería presumir de coreografías y de saber animar. ¿Lo hace peor? No, y tampoco lo hace mucho mejor. Pero no es nada malo porque hace que el juego destaque a nivel estético y argumental con elementos que el género no necesita, pero no le sobran.

Moviendo a la muerte

Ahora, ¿Cómo se juega? Nos presentamos en el instante anterior a un momento clave para nuestra cadena de sucesos que acabará en la muerte de alguien. Tenemos todo el tiempo del mundo para movernos, siempre que nos permita el juego. Por alguna razón, el mundo está dividido en cuadrículas y no podemos pisar donde dé luz directa. Con esto ya se nos presenta la mecánica clave: coger objetos, moverlos y poner objetos para abrirnos camino, con la ayuda de una habilidad para cambiar de dónde viene el sol y variar las sombras.

A priori parece muy complicado pero por suerte se nos presenta una primera serie de niveles que nos enseñan de una manera natural a jugar y avanzar con estas mecánicas. No son muchas y se aprenden en poco tiempo. Lo que sí que podemos notar es que el nivel se nos puede atascar un poco si decidimos no recurrir a las pistas del juego si queremos sentir que somos nosotros quienes resuelvan los acertijos. Un pequeño toque que nos ha gustado es que conforme avancemos en los pasos para ir a la solución correcta se nos animará con frases, algunas de las cuales son claras referencias a canciones famosas de Sonia y Serena o Joaquín Sabina en su traducción española. Y es muy reconfortante, y nos guía un poco si tras estar atascados unos minutos empezamos a recurrir a la fuerza bruta para encontrar una solución.

Felix the Reaper

¿Qué más podemos decir de Felix the Reaper? los puzzles escalan en dificultad y complejidad como toda curva de dificultad… La música y el estilo artístico está muy por encima de este tipo de juegos de devanarte el coco… Fuera de ese aspecto visual nos encontramos ante un juego que da lo justo, y que pide a gritos un editor de niveles para compartir con amigos. Vivimos en un mundo post-Super Mario Maker y que muchos juegos como Tabletop Simulator viven a base de mods y su comunidad; tener editores de niveles para que tus jugadores más dedicados den rienda suelta a su imaginación es algo normal en juegos fáciles de adaptar a un editor.

Félix es sencillo y con eso es suficiente

Aunque quizás es demasiado pedir porque Felix the Reaper es lo que es: un pequeño juego de puzzles en el que calcular cada movimiento y disfrutar viendo cómo baila el protagonista. Salvo la escasa dificultad no podemos decir nada malo; y los añadidos estéticos no lo hacen peor sino algo más adorable y con cierto toque de humor negro.  Lo podemos recomendar de forma moderada. Nos ha gustado pero está lejos de que nos haya encantado totalmente.

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Benjamín Rosa

Madrileño cuya andadura editorial empezó en 2009. Me encanta investigar curiosidades que después os traigo a vosotros, lectores, en artículos. Estudié fotografía, habilidad que utilizo para crear fotomontajes humorísticos.

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