Kosovo prohíbe la minería de criptomonedas y los mineros venden sus equipos
Las redes sociales en Kosovo han visto cómo sus artículos de venta de segunda mano se han llenado de equipos informáticos a precios de saldo. Kosovo ha prohibido toda actividad relacionada con la criptomionería y criptomonedas para tratar de hacer frente a la crisis energética que pasan, y por ello los criptomineros están vendiendo sus equipos o mirando de mover su actividad a otro país.
El hecho de que haya tanta critpominería en Kosovo se debe a que tiene los precios de energía más baratos de Europa. Más del 90% de la producción energética nacional procede de la quema de reservas de lignito del país y las facturas de combustible están subvencionadas por el gobierno. Este gobierno de Kosovo quiere que la energía vaya a sus ciudadanos y no a las criptomonedas. Cabe decir que esta prohibición de la minería es por ahora temporal.
Kosovo quiere que los criptomineros estén inactivos un tiempo para tener eneergía
Se cree que la minería de criptomonedas a mayor escala tiene lugar en el norte del país. La población es de mayoría serbia y se niega a reconocer a Kosovo como un estado independiente y, como respuesta, no han pagado la electricidad al Estado durante más de dos décadas. La minería de criptomonedas es especialmente eficiente en Kosovo pues el consumo eléctrico es un factor determinante para la rentabilidad de la actividad.
Se cree que el número de personas que minan criptodivisas en Kosovo se ha disparado en los últimos años. Grupos como Albanian Crypto Amateurs en Facebook y Crypto Eagles en Telegram tienen altas cantidades de seguidores. Pero parece ser que Kosovo, durante un tiempo, no será un sitio en el que hacerse rico minando criptomonedas.
No es extraño ver países pequeños o empobrecidos acogiendo grandes granjas de mineros debido a la electricidad. Kazajistán acogía un quinto de la minería mundial y el cierre a internet para tratar de parar estas actividades creó unos disturbios violentos e hizo que toda criptomoneda pierda valor.
Fuente: The Guardian
