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Tools Up, juego multijugador local de chapuzas caseras, analizado

Avisamos que este análisis de Tools Up va a hacer muchas referencias a Overcooked. Y no porque no queramos nosotros, sino porque el juego lo pide. Y a gritos. Nos acordamos de cuando a principios de la generación actual, el tema del multijugador local estaba prácticamente abandonado.

Tools Up
Tools Up

¿Cómo? Si hasta la época de PlayStation 3 y Nintendo Wii había juegos multijugador a rabiar. Pues que debido a las altas necesidades de mostrar juegos gráficamente punteros y aventuras cinemáticas, el jugar con un amigo llegó a ser difícil para las consolas, y dejó de ser una prioridad para los estudios. Algún que otro juego multijugador local salió, pero siempre eran títulos que la gente pasaba por alto al ser «demasiado familiares» como si todos fueran títulos de la Wii.

La vuelta del multijugador local

Pero un momento del 2018 salió Overcooked, un juego en el que jugar en modo multijugador local era imprescindible. Estaba diseñado de forma que era imperativo estar jugando en el mismo sofá, darse órdenes y coordinarse bien para sacar adelante los menús que nos piden los clientes. Jugar en solitario no era precisamente fácil, pero con un amigo el juego ya se volvía divertido y apasionante, y demostraba por qué ha que pensar en que existen hermanos o amigos que quieren jugar a la vez. Aunque luego acaben pegándose por el lío que era organizarse y quién debía lavar los platos.

Tools Up

¿Y a qué viene todo este rato hablando de Overcooked cuando hablamos de Tools Up? Pues porque hemos jugado bastante de la forma idónea, y por lo que hemos visto, este es un Overcooked para la gente que ya lo ha exprimido y quiere otro juego así… Y no consigue llegar a su nivel.

Lento en solitario, no muy divertido en compañía

Una regla de oro de los videojuegos es que en compañía todo mejora. ¿Funciona para Tools Up? Es difícil de decir. Jugando en solitario, el juego requiere de mucha paciencia y ni de broma vas a conseguir buenas puntuaciones y resultados. El juego nos pone en la piel de obreros, reformistas, ñapas, chapuzas… Llámalos como quieras. Tenemos que reformar una casa, ya sea el suelo o la pared, y ambos tienen que ser del mismo color.

La primera en la frente es que el juego no ayuda mucho debido a la que creemos ausencia de tutoriales. Es muy de «investiga tú mismo» y no envía claro el mensaje de qué habitaciones son las que necesitan la reforma, qué necesitan, o los «gimmicks» de los niveles. Por ejemplo, en plena reforma estábamos preguntando qué materiales necesitábamos y cada poco tiempo oíamos un timbre, y estábamos perdidos porque no se nos comunicó que al cabo del tiempo nos traían los materiales para proseguir con la reforma.

Al principio se pinta con pintura y se pone moqueta, todo sencillo y muy lineal, y jugando con un amigo podéis coordinaros fácilmente. Pero luego llegan los azulejos del suelo en los que hay que hacer mortero en el cubo que normalmente se pone para sacar la basura y dejar que se seque y luego y ya ponemos los azulejos. En teoría una forma de añadir variedad pero en la práctica hace que esperes de forma innecesaria. Luego ya está la parte del papel de pared y el pegamento, y ya vemos que el diseño para hacer el juego más profundo se basa en hacer el proceso más largo.

Y este es el gran problema que vemos que tiene. En vez de centrarse en hacer diseños de niveles que te hagan cambiar tu forma de jugar y adaptarte, te hacen la labor base más compleja sin cambiar mucho el diseño del escenario. En teoría esta forma de ofrecer el desafío al ser algo diferente no sería malo si no fuera porque de base no es muy divertido.

En teoría debería funcionar en multijugador

Dada su naturaleza como juego multijugador, uno puede pensar que es mucho mejor en compañía. Y lo consigue cuando el equipo está coordinado y acostumbrado a las mecánicas y se organiza como un buen equipo de «ñapas», y solamente faltaría que uno ponga la minicadena con Radiolé.

Pero hay un máximo que el juego multijugador con amigos puede hacer, y no siempre puede salvar los juegos que de base no son muy fuertes. Y Tools Up es uno de esos juegos. Hace la labor más llevadera y hay cierta compenetración entre jugadores pero como no tiene niveles que realmente exploten el sistema y todo se basa en hacer complicadas las mecánicas, todo tiene un límite. Se queda muy a medias en ser un sucesor de Overcooked y es una pena porque este tipo de juegos es muy necesario. Para familias, así se tiene una oportunidad de que todos jueguen a un mismo juego y le puedan sacar mucho más partido que si simplemente cada uno juega de forma individual. Así se ahorran muchas disputas.

Y entre amigos, reunirse en una casa para jugar es una gran forma de socializar libremente sin tener que salir afuera y gastar en negocios de hostelería por estar sentados juntos. Y más razones que se nos pueden ocurrir por la importancia del multijugador local. Y por ello esperamos que Tools Up solamente sea una piedra en el zapato o un bache en el camino. No anima nada a jugar con amigos porque nadie quiere quedar para jugar a un juego que solamente cumple. Y muchos diréis que con el Steam Remote Play se puede jugar online, y sí, pero lo probamos usando esa feature de steam pero no cumplió nuestras expectativas debido a la latencia del control.

Conclusiones sobre Tools Up

No podemos recomendar mucho Tools Up. Por sí solo no es divertido ni emocionante. Y como multijugador caótico no explota bien esa faceta y llega a ser un multijugador incómodo. Entendemos y nos agrada que más gente quiera hacer sus versiones de Overcooked y no hay nada malo en versiones de Hacendado o equivalentes mexicanos no sindicados.

Pero la base de todo es hacer un juego que sea divertido de jugar y el diseño del juego nos haga querer cooperar. No es lo mismo que nos encontramos aquí, que el multijugador es casi la única forma de jugar decentemente. Es un intento lo que han hecho pero todo queda como un proyecto sin personalidad. Y derivativo pero no lo suficiente como para poder valorarlo en un vacío.

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Benjamín Rosa

Madrileño cuya andadura editorial empezó en 2009. Me encanta investigar curiosidades que después os traigo a vosotros, lectores, en artículos. Estudié fotografía, habilidad que utilizo para crear fotomontajes humorísticos.

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