Iberdrola manda una factura a un cliente, cambiándole el nombre, por la sonante frase ‘andate a la mierda hijo de puta’.
La compañía eléctrica Iberdrola, desde su facturadora, ha mandado una factura a un cliente, cuanto menos, llamativa. Gustavo D. Rodriguez es el propietario del Restaurante Mamma Rita, situado en Alicante. Este cliente de la compañía eléctrica (facturadora en este caso), se ha llevado una increíble sorpresa y no, nada tiene que ver con el importe de la factura, que asciende a 572.55€, sino por el nombre del titular de la factura, en el cual aparece la bonita frase: ‘andate a la mierda hijo de puta”.
Gustavo cree que este cambio en su nombre en la base de datos de la facturadora de la compañía eléctrica tendría su origen en una llamada que realizo al servicio de atención al cliente para reclamar sobre un problema. La conversión con la persona que le atendió en el call center termino con tensión (como suele ser habitual en este tipo de llamadas), según ha reconocido el propietario del restaurante. Gustavo además reconoce que antes de colgar farfullo la frase: ‘andate a la mierda hijo de puta’, la misma que ahora aparece como nombre del cliente.
El restaurador, reconoce que la frase no es ni mucho menos adecuada y afortunada. Reconoce además Gustavo, que jamás se hubiera esperado que el trabajador del call center como venganza le cambiara el nombre en la base de datos de Iberdrola. Algo que tampoco es capaz de explicar es ‘que el cartero pudiera saber a quién entregar la carta’, según cuenta entre risas.
Iberdrola, por su parte, no le ha quedado otra que reconocer que ‘se trata de un desafortunado error’, el cual ya han solventado. Un portavoz de la compañía, ya se ha puesto en contacto con este restaurador, el cual, según Gustavo: ‘Se ha disculpado y me han dicho que eso no debería haber sucedido. Yo les explicaba que acepto las disculpas pero que a una empresa tan grande le suceda una cosa como esta no es lógica. ¿Dónde está la Ley de Protección de Datos?’
Este incidente desde luego es menor y es debido a un incidente aislado, entre un cliente llamando a un call center, que suele terminar en cabreo del que llama y un trabajador, que recibe la enésima llamada que termina con malas formas. Pese a todo, nada justifica el cambio de nombre y lo sucedido, que no deja de ser una simple anécdota, casi humorística.
Fuente: Cadena Ser
Que se joda el restaurador. A ver si así aprende a no faltar al respeto a la ligera.