La Tierra será sacudida en unos días por una nueva tormenta solar que lanzara contra el planeta una tormenta magnética, la cual, podría generar problemas y daños a los satélites.
Recientemente se ha puesto en conocimiento por parte del Laboratorio de Astronomía Solar de Rayos X del Instituto Físico de la Academia de Ciencias de Rusia, que el próximo 18 de marzo llegara una tormenta magnética, la cual impactara de lleno en todo el planeta. Se ha establecido que la magnetosfera estará completamente calmada, pero se ha destacado que tres días antes de esta tormenta, concretamente los días 15, 16 y 17 de marzo, se experimentaran diferentes variaciones geomagnéticas.
Sobre esto ha explicado Américo González Esparza, investigador de la Unidad Morelia del Instituto de Geofísica de la UNAM: ‘Las tormentas solares se manifiestan en enormes explosiones. De repente salen burbujas del Sol, nubes de gas que se empiezan a propagar y algunas pasan cerca de la órbita de la Tierra. Nuestro planeta tiene un campo magnético que funciona como coraza; es un escudo que, en general, evita que el viento solar llegue a la atmósfera.’ Además, ha añadido al respecto: ‘Pero estas enormes nubes a veces son capaces de romper esa coraza por unas horas. Entonces las partículas se meten y producen auroras boreales, pero también interrupciones en telecomunicaciones, en lo que se llama tormenta geomagnética.’
Las tormentas solares se caracterizan por provocar partículas altamente energéticas las cuales entran en el campo magnético terrestre y esto afecta a los componentes de los satélites que están orbitando en el planeta. Estas partículas son las que generan las auroras boreales y también las que calientan las capas más altas de nuestra atmosfera, provocando que los satélites de baja orbita comiencen a frenarse.
Cabe destacar que los satélites son elementos importantes, ya que son los que permiten las telecomunicaciones, el posicionamiento global o GPS, se utilizan para el control de rutas aéreas y marítimas, entre otros. Estas alteraciones en las transmisiones pueden provocar peligros para la población y daños económicos muy importantes.