Opinión

¿Cómo de práctico es llevar un patinete eléctrico en Madrid?

Uno de los temas del 2018 ha sido la irrupción de patinete eléctrico en las grandes ciudades, mostrándose como un intento de ofrecer movilidad mecanizada y urbana a un precio asumible con capacidades comedidas. ¿Cómo es realmente usar un patinete eléctrico en Madrid?

Durante 2018 hemos escuchado un sinfín de noticias sobre los patinetes eléctricos, mayormente de la irrupción de servicios como Bird y Lime en las principales ciudades del mundo occidental. En Estados Unidos aparecieron dichos servicios de alquiler de patinetes que intentaban dar más movilidad, especialmente a lo que los expertos en movilidad entienden como «la última milla». Este concepto entiende el primer último kilómetro y medio del desplazamiento a un destino dentro de la ciudad, siendo crucial, ya que muchos expertos estiman en kilómetro y medio lo máximo que puede andar una persona al empezar y acabar un viaje en transporte público antes de considerar una alternativa como el coche, que supone un coste mayor, pero que aporta mucha más comodidad a muchos viajeros.

En sitios donde los servicios de alquiler de patinetes no son boyantes, se calcula que gran parte de los viajes tienen como destino o inicio un punto de transporte público. Es posible que algunos hayan dejado de lado el usar el coche por un patinete, pero en Madrid es complicado que haya ese nivel de impacto. La red de Metro es altamente eficiente a pesar de los recortes y el aumento de los tiempos de esperas, y el servicio de autobuses es objetivamente versátil en desplazamientos dentro de la ciudad. Pero, aún con todo eso, ¿merece la pena usar o tener un patinete eléctrico en Madrid?

Vivencias de un patinete eléctrico en Madrid

Lo más importante a considerar el factor de que esto es con un patinete eléctrico en propiedad, mientras que la inmensa mayoría de noticias de ilegalización corresponden a los servicios de alquiler. Dicho esto, cabe decir que, en aspectos generales, recomiendo mucho que haya un patinete eléctrico en cada hogar, pues consigue aportar cierta movilidad para viajes dentro del mismo barrio o ciudad, permitiendo llegar rápido a sitios donde hubiese que tomar algún autobús o pasar por algunas estaciones de metro. De cuatro a seis es la cantidad mágica de paradas de Metro de Madrid en la que compensa usar un patinete eléctrico, siendo más paradas siendo algo menos óptimo. Pero mientras tengamos autonomía y podamos enchufarlo, puede valer.

Para hacer recados rápidos podemos usarlos, pero deberíamos ir a locales pequeños donde posamos llevar el patín plegado sin molestar a más gente. Negocios como pequeños comercios, una oficia de Correos, alguna peluquería o restaurante de no demasiado postín, pero con espacio son sitios donde nos deberían dejar llevar el patín plegado. Es que es agradable poder ir a hacer recados a negocios locales que igual no están demasiado bien situados, pero que acaban mereciendo la pena.

patinete electrico madrid

Sin embargo el gran condicionante para muchos es si te dejan llevarlo al trabajo. Seamos realistas: donde más se necesita es para los viajes que vas a tomar casi por obligación, y si no hay sitio donde dejarlo durante la jornada laboral, no nos es tan conveniente tenerlo, de ahí que se entienda los servicios de alquiler por minutos, aunque acaben siendo más caros que tener uno en propiedad. De ahí que si alguien consiguiese una forma de hacer una red de parkings en Madrid, ya sea en edificios, parques o polígonos empresariales de forma económica (y que cueste mucho menos que los de alquiler) para los usuarios de patinete eléctrico, se podría sacar un beneficio de forma menos polémica que los servicios de alquiler.

Eso sí, en Madrid queda un pequeño problema para todo modelo de patinete eléctrico: la orografía. Aunque en teoría la Villa esté en una meseta, no es lo más plana. Vivo en un barrio con muchas pendientes, una localmente conocida como «la cuesta de la muerte» y ahí es donde un patinete de gama media-baja puede verse sin potencia y haya que dar algo más de fuerza con el pie. Tampoco ayuda a que aún no haya una app con mapa para el móvil que me diga en qué carreteras de Madrid puedo circular sin vulnerar la ley y la actitud de muchos conductores es de nulo respeto hacia los que usamos estos vehículos.

Aun así las impresiones de todos a los que se lo he dejado probar son excepcionalmente positivas. Lo ven como un potencial vehículo que si se adapta a su estilo de vida, puede cambiar la forma en la que muchos se mueven en las ciudades.

Conclusión: ideal para recados en el barrio y trabajos con espacio y mentalidad abierta

En resumidas cuentas, un patinete eléctrico en propiedad puede dar muchísima libertad en Madrid, pero quedan muchos temas que solventar para que sea la opción más cómoda. El más importante es que haya sitios donde poder dejarlos durante horas para ir a trabajar o para pasar una tarde de ocio sin temor a que te lo roben. A día de hoy se puede usar bastante bien, siempre que se mantenga la ley como está y se sigan las normas, pero a continuación dejo una lista de propuestas para mejorar la movilidad con estos dispositivos.

  • Sistema de parkings seguros, ya sea en taquillas en calle o cerca de puntos empresariales y comerciales.
  • Una aplicación para móvil de mapa con vías para patinete eléctrico.
  • Mejorar el asfaltado de los barrios menos pudientes. Un mal asfalto destroza las carcasas que protegen los motores y baterías y estos barrios son los que más agradecerían poder usar estos vehículos.
  • Una legislación que obligue a puestos de trabajo poder llevarlo y dejarlo en zonas de empleados (ampliables a todo vehículo de movilidad personal).
  • Una legislación que entienda el uso de este vehículo para algo productivo, no solo como divertimento.
  • En general, políticas que fomenten los VMP como complemento efectivo al transporte público.

Mientras se escribía este artículo, la DGT ha anunciado que quiere hacer una regulación. A diferencia de las leyes locales, esta afectaría a todo el país y normalmente tiene validez sobre leyes locales. Su propuesta se basa en que no se puede usar en carretera, como se podía hacer en casi todas las ciudades que han regulado a favor de estos vehículos, y que deberían ir por la acera. Esto no es gran problema, pues este vehículo tiene mucha versatilidad para cambiar entre acera y calzada, pero también sugieren una licencia. No me gusta comparar, pero a muchas bicicletas eléctricas no parece que se le exija algo similar. No estaría en desacuerdo si fuese un curso rápido y sencillo que puedas sacarte en un fin de semana, pues sigue habiendo proporcionalmente más casos mortales con coches que con patinetes eléctricos y puede ayudar a que la gente se lo tome en serio.

No estoy nada en contra de la regulación, pero no hay que pasarse con las condiciones ni precios para la supuesta licencia que piden, pero admito que una regulación estatal puede dar más uniformidad y defensa de estos vehículos y puede suponer que más personas confíen en usarlos y dejar de lado el coche. En muchas ciudades estos vehículos son una gran ayuda para dar movilidad sin aumentar mucho el tráfico, además de que ocasionan menos daños a las infraestructuras. Estos vehículos pueden cambiar mucho la forma en la que vemos la ciudad, mostrándola como accesible y amable para aquellos que no necesiten, no quieran o no puedan comprarse un coche.

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Benjamín Rosa

Madrileño cuya andadura editorial empezó en 2009. Me encanta investigar curiosidades que después os traigo a vosotros, lectores, en artículos. Estudié fotografía, habilidad que utilizo para crear fotomontajes humorísticos.

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